miércoles, 23 de enero de 2008

Papeleras Gualeguaychú
EL ARGENTINO confirmó los temores de la Asamblea

Ayer EL ARGENTINO participó junto a otros medios periodísticos, de una visita guiada por la controvertida planta de Botnia en Fray Bentos. Como era de esperar en una fábrica de celulosa, el olor desagradable fue percibido desde el portal del edificio y la recorrida permitió conocer el sistema de producción de la pasta.
La visita fue monitoreada y guiada por el gerente de la planta, Sami Saarela; el gerente de producción, Eugenio García; el gerente técnico, Bruno Vuan; el gerente de medio ambiente, Gervasio González y la gerente de comunicaciones, Florencia Herrera, entre otros colaboradores y técnicos de la firma finlandesa.Esta visita fue programada luego de seis fechas clave que abarcan desde el 8 de noviembre de 2007 hasta el 8 de diciembre de 2007; tiempo que es registrado en los siguientes hechos: las autoridades otorgan el permiso de operación para Botnia (8 de noviembre de 2007); el inicio de la puesta en marcha de la planta (9 de noviembre de 2007); primera entrega de energía generada a partir de la biomasa a la red uruguaya de energía (11 de noviembre de 2007); el primer fardo de celulosa que sale de la línea de fibra (12 de noviembre de 2007); la primera barcaza que parte con rumbo a la terminal portuaria ilegal de Ontur en Nueva Palmira (14 de noviembre de 2007) y la primera exportación de 18 mil toneladas de celulosa con destino a China (8 de diciembre de 2007).Según datos proporcionados por la empresa, en noviembre la planta trabajó al 60 por ciento de su capacidad máxima; y durante diciembre de 2007 y enero de 2008 lo hizo en más del 70 por ciento en promedio, dado que en algunos momentos alcanzaron picos diarios de más del 90 por ciento. Y que actualmente está produciendo un promedio de 2.600 toneladas diarias de celulosas, 400 menos de la capacidad nominal que es de tres mil toneladas por día.En cuanto al desempeño ambiental, la empresa sostuvo “que cumplió con comodidad todas las exigencias” y explicó que la demanda química de oxígeno en el efluente tratado está muy por debajo de las recomendaciones de las mejores técnicas disponibles en la Unión Europea; y el mismo concepto aplicó para otros elementos como el fósforo, los compuestos orgánicos halogenados y la demanda biológica de oxígeno.Los técnicos de Botnia se esforzaron en dejar aclarado en todo momento que la planta no daña el medio ambiente ni la salud del río (considerado el número 26 en el mundo por su nivel de caudal) e incluso minimizaron otros impactos como las represas que se piensan construir aguas arriba de Salto Grande. De la misma forma, sostuvieron que la vida útil de la planta será de treinta a cuarenta años y que durante ese período no afectarán negativamente siquiera con los elementos acumulativos y persistentes que arrojen al río.A la hora de explicar el monitoreo del medio ambiente, Botnia sostuvo que el mismo se desarrolla a través “de expertos independientes” y que incluye parámetros físico químico del agua, biología del río y sedimentos; aire ambiental; ruidos y aguas subterráneas (por medio de once pozos de monitoreo ubicados en el predio).Sin embargo, cuando EL ARGENTINO preguntó quiénes son los “expertos independientes”, la respuesta fue: “El Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) y la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA)”.Ambas entidades (el LATU es contratado por Botnia) y junto a la DINAMA, no son otra cosa que dos áreas dependientes políticamente del Estado uruguayo, que a su vez en esta controversia se ha comportado como un socio de la planta y son partes interesadas.Más dudas que certezasAnte preguntas puntuales sobre el conflicto, Botnia reconoció que no goza de la licencia social de Gualeguaychú y explicó que reconoce “que tuvo deficiencias en la comunicación”. En cuanto a situaciones puntuales, el discurso de Botnia fue siempre el de presentar a la fábrica como atenta a los detalles y con una gran capacidad de anticipación; aunque cuando fue consultada si los directivos de Botnia se presentarán ante el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, para declarar en la indagatoria por la acusación de tentativa de contaminación; la respuesta fue: “No hemos sido notificados y cuando llegue la cédula analizaremos qué actitud se adoptará. Es un tema jurídico, pero todavía no sabemos cuál será la actitud a asumir”.En efecto, la notificación a los directivos de Botnia todavía no ha llegado porque está atravesando el largo recorrido burocrático de los exhortos a través de cancillería; pero nadie creyó que la firma no tenga ya elaborada una estrategia al respecto.Lo mismo ocurrió cuando se consultó si estaban dispuestos a aceptar un fallo desfavorable de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, situación a la que Botnia respondió que ellos se ajustan a las normativas del gobierno uruguayo. “Y dejamos librada la interpretación al periodismo”, según palabras de la gerenta de comunicaciones, Florencia Herrera.La controversia continúa en un callejón sin salida, dado que quienes provocaron esta situación no asumen su rol central en el diferendo, porque al decir de Botnia “el Tratado del Río Uruguay es una cuestión de los Estados, de los gobiernos, y que la empresa se limitó a cumplir con la normativa uruguaya”.La visita a la planta no alcanzó a disipar las sospechas que expresa la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, sino que alimenta los peores temores sobre esta situación. Botnia sostiene que tanto la LATU como la DINAMA están monitoreando el medio ambiente en al menos 40 puntos estratégicamente ubicados en el predio y en sus alrededores; pero esto no es suficiente, dado que el Laboratorio Tecnológico es contratado por la empresa y la DINAMA está políticamente subordinada a sus caprichos. Además, este diferendo no se resuelve únicamente por la situación ambiental, sino por la cuestión de fondo y que no es otra cosa que la violación al Estatuto del Río Uruguay, que tiene a Botnia como actor central aunque la empresa diga “que es una cuestión de países”.Polémica por el seguroEl fiscal Letrado de Montevideo, Enrique Viana, requirió el 6 de noviembre al directorio del Banco de Seguros del Estado (BSE) una serie de interrogantes vinculados con Botnia.En esas respuestas, la entidad bancaria le aseguró a la Justicia uruguaya que no opera con Botnia.Sin embargo, la propia Florencia Herrera contradijo esa información que obra en poder de la Justicia y aseguró que sí está esa garantía acordada con el Banco del Seguro del Estado.Aquí no hay margen para inequívocos de biblioteca técnica: o el directorio del Banco del Seguro Estatal le faltó la verdad nada menos que al fiscal Letrado de Montevideo Enrique Viana, al asegurar que no está operando con Botnia, o la empresa está divulgando una información errónea.Con respecto al seguro ambiental, Herrera indicó a EL ARGENTINO que también la empresa ha depositado dicha caución en un banco que opera en la plaza uruguaya, “aunque prefiero no revelar su nombre para preservar a la entidad del conflicto”, se excusó.