jueves, 31 de enero de 2008


Se derramaron 200 toneladas de celulosa en la planta de Botnia.

La planta de la empresa Botnia en la ciudad uruguaya de Fray Bentos permanecerá sin operar al menos hasta mañana a causa de una avería que obligó al retiro de 200 toneladas de celulosa y provocó otra polémica con integrantes de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú.
Por un lado, dos camioneros que operaban para Botnia informaron que se había “descocido” una especie de tanque donde circula la pasta celulosa semi líquida y eso había provocado un derrame con al menos un operario herido por quemaduras. Por el otro, la gerenta de comunicaciones de Botnia, Florencia Herrera, desmintió esta situación “de manera rotunda”, pero reconoció que el miércoles a la tarde una cañería sufrió una avería “y se derramaron 200 toneladas de celulosa que ahora están almacenadas y listas para ser reutilizadas para generar una pasta de menor calidad”.El hecho ocurrió a pocas horas de que la Argentina presentara ante el Tribunal Internacional de La Haya, al menos diez pruebas sobre la violación al Estatuto del río Uruguay por parte de la administración de Tabaré Vázquez y adjuntara dos anexos indicando los problemas ambientales transfronterizos que provocará la planta de Fray Bentos.Asambleístas -que se basaron en dichos de testigos- dieron versiones completamente distintas a la ofrecida por la empresa sobre lo ocurrido en la fábrica.Por un lado, dos camioneros que operaron con la retroexcavadora que dispuso Botnia para retirar la celulosa (una especie de espuma), denunciaron que se había “descocido” la soldadura del último tanque antes del secado, y eso había provocado el derrame.Los transportistas indicaron que por el hecho hubo al menos un operario que sufrió lesiones y que a ellos la empresa les quitó los celulares para evitar que tomen fotografías.Sin embargo, la gerenta de comunicaciones de Botnia, Florencia Herrera, en diálogo con EL ARGENTINO, admitió el incidente aunque precisó que se trató de una rotura no en el tanque, sino en el caño que está conectado al embudo del tanque, antes del secado.También reconoció que se trata de aproximadamente 200 toneladas de celulosa que debieron ser extraídas con palas mecánicas (porque no es líquida, sino casi sólida) y cargada en camiones.“Esa celulosa ahora está resguardada en un depósito, cuya ubicación no podemos revelar, y será utilizada nuevamente. Lo que no sabemos es si será reutilizada por nosotros o por un tercero al que se las venderemos”, aclaró la gerenta de comunicaciones de Botnia.Otra fuente de la empresa sostuvo que ya se había planificado para ayer una detención de las operaciones y sostuvo que en las próximas horas, posiblemente hoy o mañana, la planta volverá a funcionar normalmente.El propio chofer que realizó la denuncia informó que en la empresa le secuestraron los celulares para evitar tomar fotografías, información que fue desmentida por Herrera, luego de consultar al área de Seguridad.Para el asambleísta, Gustavo Rivollier, se trató de “un accidente más de los tantos. Es la tecnología de punta que nos quiere vender el primer mundo”, ironizó.La actitud de Botnia a la hora de asumir sus responsabilidades siempre pasa por culpabilizar a un tercero. Ocurrió a mediados de agosto cuando varios operarios fueron intoxicados por un polvillo químico, oportunidad en la que se adujo que estaban en un lugar no indicado y sopló un viento no previsto. Volvió a pasar cuando un operario de la planta sufrió quemaduras graves, la empresa dijo que el trabajador había manipulado mal la manguera de presión. Se reiteró cuando varios escolares y una docente de Fray Bentos denunciaron que sintieron mal olor y padecieron descompostura como irritación en los ojos y en la garganta. Esta vez fue la propia directora de la DINAMA, Alicia Torres, quien salió en defensa de la empresa sosteniendo que los escolares y la docente “estaban presionados psicológicamente por el entorno”.Así las cosas, lo único cierto es que se vuelve a violar el principio precautorio en materia ambiental, la empresa hace gala de su actitud psicópata (dejando la culpa en los otros y no asumiendo las propias responsabilidades), la ciudadanía continúa confirmando sus temores y la tentativa de contaminación es -por definición- un delito consumado que ni Botnia ni el gobierno del Uruguay quieren reconocer.