El cuarto Grito Blanco, realizado ayer, fue el clamor de una comunidad que lucha por su medioambiente y que con acciones como ésta trata de llegar a la conciencia de los poderosos en el mundo.
Anunciado para las 9, otra vez hubo que esperar a los que llegaron más tarde y este tiempo sirvió para que los chicos de la Escuela de Independiente, que lo hicieron desde temprano, pasaran un largo rato bajo los árboles junto al rincón de los artesanos.El tiempo que medió entre los preparativos finales y el inicio del acto fue amenizado por Luis Recalde, quien fue el conductor ayer y puso en claro su calidad de docente al incentivar a los chicos para ir creando el clima necesario para esta nueva demostración de la unidad de la comunidad frente al poderío económico, y sobre la que los alumnos trabajaron en sus aulas realizando carteles y pancartas con leyendas alusivas a la defensa del medio ambiente y el cuidado de nuestra casa grande.Luego invitó a todos a cantar de pie el Himno Nacional Argentino, que los alumnos de la Escuela José Fazio interpretaron en lengua de señas sobre el escenario.Le siguió la Marcha a Entre Ríos y de inmediato, la alumna Natalia Cocca Huck, de 4º grado de la Escuela Islas Malvinas leyó su proclama, dirigida “Al pueblo argentino, al pueblo uruguayo y al de todo el planeta”, como dijo.“Todos los niños y jóvenes aquí presentes vinimos a este lugar junto a nuestro Río Gualeguaychú, que nos une a nuestro Río Uruguay, para hacer oír al mundo entero nuestro Grito blanco”, comenzó Natalia.“Ese grito es nuestro y quiere ser el de todos los niños y jóvenes de la cuenca del Río Uruguay. Le decimos “Grito blanco” porque expresa el más puro sentimiento que tenemos en nuestro corazón. Ese sentimiento nos impulsa a pedir a gritos a nuestros mayores que defiendan el lugar en el que vivimos. Les decimos a gritos a los gobiernos de Uruguay y Argentina que queremos vivir en un ambiente sano, donde podamos crecer defendiendo la vida que nos dieron nuestros padres”.“Se lo decimos otra vez con este grito blanco -afirmó- porque parece que nuestros gritos anteriores no fueron escuchados y Botnia ya funciona y contamina”.“Queremos que entiendan nuestro pedido, que hoy repetimos con este Grito blanco para todo el mundo”, dijo al finalizar, para ser aclamada por los presentes.Para tomar notaEl número artístico estuvo a cargo de la Escuela La Sagrada Familia, con su profesora de música Silvina Spiazzi caracterizada como “el gaucho Braulio” que ofreció una payada y a modo de presentación recordó que el lunes 10 celebraremos el Día de la Tradición en Memoria de José Hernández, creador del Martín Fierro. Entre otros conceptos, Spiazzi recitó “En la orilla de Fray Bentos ya está levantada imponente esa chimenea indiferente a la razón y la ecología, ese monstruo que quita vida a mi pueblo y a mi gente” y también “¿Cómo pudo pasar esto en el siglo veintiuno, que no hubiera político alguno que se enfrentara al poder, y que el dinero pudiera mantener a la muerte y al infortunio?”El mensaje de los adultos, como dijo, fue expresado por la docente y asambleísta Rosa Yansón, de la Escuela Tomás de Rocamora, quien dijo “una vez más y en este ámbito tan particular y querido por todos, jóvenes y niños vienen a reafirmar su rechazo a la pastera Botnia, que ya está contaminando nuestro aire y el querido Río Uruguay”. “Ustedes son el futuro -dijo mirando a los estudiantes- a ustedes les pertenece y por eso nosotros, los grandes, con la ayuda de Dios nuestro Señor, estamos llevando adelante esta larga y pesada lucha”.“Nadie tiene derecho a cortar nuestro futuro. No permitamos jamás que empresas extranjeras ni de ningún tipo borren la sonrisa, la frescura de nuestra juventud y la posibilidad de vivir en un ambiente sano, libre de toda contaminación”.“Confiamos en nosotros mismos, confiamos en nuestro pueblo y seguiremos adelante siempre por ustedes, por nosotros y por los que vendrán”.“Este grito blanco recorrerá el mundo. Todos los niños y los jóvenes de Gualeguaychú decimos hoy y siempre “Sí a la Vida, No a la contaminación. Fuera Botnia!”.El acto finalizó con la ofrenda de flores que grandes y chicos hicieron lanzándolas a las aguas del Río Gualeguaychú.Fue el grito de una comunidad que lucha por su medioambiente, que trata de llegar a la conciencia de los poderosos en el mundo.Y como la educación juega un papel preponderante e insustituible porque es con ellaque se entenderá la razón de esta resistencia, que se vuelve lucha comunitaria cuando aún entre nosotros hay quienes no entienden por qué se debe defender a los habitantes de Gualeguaychú del atropello de la contaminación mercantilista, fue notoria la ausencia de los establecimientos escolares cuyos directivos no adhirieron a esta propuesta extra áulica, así como lamentable la de funcionarios y legisladores comunales, más aún cuando se sabía que a esa misma hora, en un colegio de la capital federal, la gente de IPODAGUA realizaba un acto similar a nuestro Grito Blanco.Esto último sirvió a los asambleístas para ratificar su postura y decidir redoblar la apuesta para despertar a los indiferentes e insuflar esperanza a quienes creen que la lucha está aletargada.
Lo de siempre: las contaminantes tratan de quedar bien en el pueblo donde se instalan. Será una oficina con baño para mujeres. ¡Qué progreso!!!
