viernes, 1 de febrero de 2008


El cambio climático aumentará el hambre en África y Asia.
Es porque las altas temperaturas y el descenso de las lluvias pondrán en riesgo las cosechas en los próximos veinte años, según advirtieron investigadores de Estados Unidos.
En los próximos veinte años el cambio climático puede disminuir el rendimiento de las cosechas y aumentar así el hambre en muchas de las regiones más pobres del mundo, en particular en el sur de Africa y Asia, advirtieron investigadores de Estados Unidos. David Lobell y colegas de la Universidad de Stanford, en el estado de California, analizaron el rinde de las cosechas hasta el presente y veinte pronósticos climáticos para el año 2030, en un trabajo que fue publicado en la revista estadounidense "Science". El estudio abarcó doce regiones en las que vive cerca del 95% de la población desnutrida del mundo, reportó la agencia de noticias DPA. El aumento de las temperaturas y el descenso de las lluvias ponen en riesgo las cosechas de maíz en el sur de África y las de colza (una especie de col de la que se extrae aceite), maní y mijo en el sur de Asia, según el estudio en el que diferenciaron tres clases de plantas, explicó Lobell. El primer grupo comprende frutos con malos pronósticos como el trigo y el maíz en el sur de Africa, pues son muy sensibles a las temperaturas y se verán fuertemente afectados por el calentamiento global. En la segunda clase se incluyen vegetales que reaccionan con alta sensibilidad a los cambios en el régimen de lluvias, como el maní y el mijo. Debido a que los pronósticos son muy variables, según el modelo climático se prevé una cosecha mayor o menor. La tercera clase agrupa a las plantas que prácticamente no ven modificado su rendimiento por el cambio climático, como el trigo en el oeste de Asia y la yuca en el oeste de Africa. Para las personas en esa regiones los pronósticos son el doble de dramáticos, dicen Molly Brown, de la agencia espacial NASA y Christopher Funk, de la Universidad de California en Santa Barbara, en un artículo que acompaña la publicación. La población depende de las buenas cosechas para su propia alimentación y para la venta, pero en períodos de hambruna no tienen posibilidad de comprar otros alimentos, aunque maquinarias y fertilizantes pueden moderar los esperados efectos negativos en las regiones afectadas.

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