lunes, 16 de junio de 2008

DE ANGELI PERDIÓ EL CELULAR Y FERRARI UN ZAPATO Y LA CLASICA GORRA

En la noche del sábado, en el parador de la ruta nacional 14 que desde hace 90 días tiene ventas record, Alfredo De Angeli saboreó un pebete de jamón y queso como si fuera un manjar.Detrás había quedado una jornada intensa, al punto que doce horas antes había llegado a la ruta, y seis horas antes era detenido por Gendarmería Nacional junto a otros 18 manifestantes.En un día donde todo transcurrió muy rápidamente, miles de vecinos de Gualeguaychú se volcaron a la Ruta Nacional 14 para rechazar la represión de Gendarmería.En tanto, otra movilización se realizó hacia la Municipalidad, cuyas puertas estaban cerradas, y luego se dirigió hacia la casa particular del intendente kirchnerista Juan José Bahillo.Bahillo elaboró un comunicado para expresar que “los conflictos no pueden resolverse de la manera elegida”, y condenó “en forma terminante que en lugar del camino del dialogo se desemboque en el camino de la represión”.Además, pidió al gobierno nacional que “revea la actitud adoptada y actuar en el sentido para retomar la única herramienta que puede llevar a buen puerto este conflicto, que es el dialogo sin ningún tipo de condicionamientos”.En idéntico sentido se pronunció el Obispo de Gualeguaychú, Monseñor Jorge Lozano, quien apareció sorpresivamente en el lugar del corte de ruta. Allí habló de “desatino”, y también de “tristeza y dolor”, aunque dejó abierta la puerta a la esperanza.Por la noche, los obispos entrerrianos difundieron un comunicado para expresar que la situación, de agravarse, “amenaza llevar a una fragmentación social”.Por televisión y por radios locales, la población de Gualeguaychú siguió atentamente el desarrollo de los acontecimientos en la ruta.Ya al final de la jornada, el presidente de la Federación Agraria de Gualeguaychú, Juan Ferrari, relataba que en los incidentes perdió su clásica gorra “de los cortes”, le rompieron la campera y la camisa, y le desapareció un zapato.Alfredo De Angeli, para pena propia y de todos los medios periodísticos, perdió nada menos que el teléfono celular. En la noche del sábado, el teléfono no había aparecido y De Angeli, al término de la jornada, miraba por televisión el acto kirchnerista.El gran protagonista del día, era ahora un espectador como millones de argentinos.*FABIAN MAGNOTTA.

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