sábado, 10 de abril de 2010

A LA ESPERA DEL FALLO DE LA HAYA


Cuando la Argentina llevó a Uruguay a la Corte Internacional de Justicia, no faltaron quienes vieron en esa decisión la prueba de un fracaso y se expresaron sobre la necesidad de aguardar el fallo constructivamente, creando ámbitos de colaboración, convergencia y concordancia entre ambos países.

El 20 se conocerá el fallo de la Corte; es muy probable que reconozca el argumento argentino de que Uruguay violó el Tratado del río Uruguay, que respalde la posición uruguaya de que no hay información sustantiva que indique que Botnia contamina y que promueva la cooperación bilateral para alcanzar algún tipo de monitoreo conjunto en el río Uruguay.

Pero lo que resuelva la Corte no pondrá fin al conflicto. La historia señala que la opción fundamental en la diplomacia no es entre legalidad e ilegalidad, sino entre sabiduría y desatino político. Ni la huida por el derecho es una política ni la razón de Estado es tener razón. Por eso, aun sin desconocer que estamos basándonos en conjeturas, resulta oportuno considerar el probable contenido del fallo y destacar las oportunidades que le abre a la política.

La presunta violación del Tratado del Río Uruguay pone de manifiesto la necesidad de actualización del Estatuto del Río Uruguay, cuya obsolescencia quedó patentemente demostrada en el presente conflicto. Del mismo modo, el respaldo a la posición uruguaya en lo que se refiere a los impactos ambientales de la pastera sugiere claramente que en la región la estéril guerra de desgaste sostenida hasta ahora debe dar paso al desenvolvimiento de una política ambiental consensuada entre ambos países y, de ser posible, en el ámbito del Mercosur. Por fin, una propuesta de monitoreo conjunto por parte del tribunal internacional indica un camino de cooperación apuntalado en una confianza recíproca que, como es obvio, será preciso primero reconstruir.
Al mismo tiempo, vale la pena advertir sobre un peligro que acarrea el pronunciamiento del tribunal: que el resultado sea interpretado por la opinión pública (de ambos países) en términos de ganadores y perdedores, al estilo de un certamen futbolístico. El hecho de que se dejara transcurrir el tiempo de brazos cruzados, sin tender puentes que confirieran al fallo del Tribunal un marco político apropiado, no ha hecho más que agrandar este peligro. Aun así, para que la oportunidad que abre el fallo de la Corte sea aprovechada, será indispensable que gobiernos y sociedades de ambas márgenes lo reciban con mesura y no lo perciban como una victoria o una derrota sino como la piedra de toque de una solución.

Es necesario que ambos gobiernos tomen conciencia de que una etapa está por terminar y otra está por comenzar. Como quedó de manifiesto en una reciente declaración firmada por líderes de diversos partidos políticos auspiciada por el Club Político Argentino, la solución no será fácil ni inmediata, pero argentinos y uruguayos no tendremos otra opción que el diálogo y la negociación bilateral para establecer una hoja de ruta que nos diga cómo seguir adelante y recomponer la relación bilateral.


Por Federico Merke y Vicente Palermo (Los autores son Investigadores del Conicet y miembros del Club Político Argentino).

08/04/10
LA NACION



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