jueves, 26 de abril de 2007


La NASA lanzó un satélite para estudiar las nubes que brillan.
La agencia espacial espera resolver el misterio de las nubes color azul plateado que se observan de noche, cada vez con mayor frecuencia sobre los polos de la Tierra. Se cree que pueden ser el resultado del calentamiento global.
La NASA lanzó un satélite con el que espera resolver el misterio de las nubes de color azul plateado que brillan y que se observan, cada vez con mayor frecuencia, sobre los polos de la Tierra. Se cree que estas nubes noctilucentes -llamadas así porque brillan de noche-, pueden ser un resultado del calentamiento global. Están compuestas de partículas de hielo y destellan a unos 82 kilómetros sobre los casquetes polares. Su presencia se notó por primera vez en el siglo XIX, pero en los últimos años se ha observado un incremento en su número y en su alcance geográfico. Ahora, la agencia espacial de Estados Unidos, en colaboración con la Universidad de Colorado, analizará desde el espacio el proceso de formación de estas nubes, informó la cadena británica BBC, Dave Rusch, uno de los directores del proyecto, las ha visto sólo una vez, a pesar de todas sus investigaciones. Ocurrió durante una reciente excursión de pesca con su hijo, en el norte de Canadá. "Fue la única noche clara que tuvimos y se veían estas nubes bellísimas, con una aurora. Era espléndido. Desde abajo se les ve brillar y, como no son muy densas, sólo es posible observarlas cuando ha oscurecido donde uno se encuentra, mientras que el Sol sigue iluminando las altas altitudes", explicó. Aún no se conoce por qué se producen este tipo de nubes. El aumento de los niveles de dióxido de carbono y de metano en la atmósfera provoca temperaturas más cálidas a nivel del mar. Sin embargo, a altas altitudes, el incremento de estos gases provoca temperaturas más frías, ya que emiten calor hacia el espacio y no en dirección a la Tierra. Se cree que la preponderancia creciente de las nubes heladas puede estar relacionada con estas condiciones más frías. Los científicos comenzarán en breve a obtener datos con el nuevo satélite -que forma parte de la misión AIM de la NASA-, y pasarán de dos a tres años analizándolos, antes de decidir si las nubes noctilucentes tienen algo que ver con actividades humanas.

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