jueves, 26 de abril de 2007


Siglo XXI - ¿Pasteras última generación?

19:43 Esta página de RADIO MAXIMA publica una excelente nota escrita por el ingeniero Roberto Pía sobre la papelera Botnia..
En la boca misma, donde el Uruguay, “río de los pájaros”, y el Paraná, “padre de los ríos”, con su delta, después de recorrer algunas de las reservas de agua dulce más importantes del planeta, confluyen mansamente, para formar el Río de la Plata. Justamente, en ese lugar, de una diversa, serena y extraordinaria belleza, cercano a poblaciones rurales y urbanas de dos naciones hermanas, alguna tan importante como la mismísima Buenos Aires, se está instalando un monstruo industrial, que significará el más importante acto criminal en América Latina en nombre de la creación de una fuente de trabajo. Allí, a cambio de algunos salarios en las categorías inferiores de los trabajadores, se hará la transformación sucia y brutal del producto de la forestación, en pasta blanca, que se llevará como materia prima para fabricar papel.Allá, en el otro hemisferio, se realizará la industrialización limpia, incorporando el verdadero valor agregado y generando las importantes ganancias.Nací y me crié en Gualeguaychú, palabra del guaraní, que significa “río de los chanchos chicos”, así como Gualeguay significa “río de los chanchos”. Seguramente estos nombres tuvieron que ver con el tamaño de los animales que abundaban en las costas de esos ríos, luego con estas denominaciones se bautizaron las dos ciudades entrerrianas. Botnia, es un poderoso enemigo, pero con los pies de barro, por un retrógrado proyecto industrial, en el que no se han tenido en cuenta los preceptos del humanitarismo y la preservación de la naturaleza.Se trata de un codicioso proyecto que viene de muchos años, iniciado con una gran y dañina forestación en la región. Que no se lo podía ni imaginar ni conocer, porque se ha disfrazado y disimulado mucho y de todo. Hasta que llegó el momento de la construcción de la fábrica y transcendieron los términos “papeleras”, primero, y “pasteras” después. El conocimiento de los detalles del proyecto, aunque incompleto, demuestra que sus ejecutores, han tenido como único objetivo, la rentabilidad y la satisfacción de un consumismo inducido y equivocado. Hoy, los técnicos estamos obligados a aplicar un mejor y más amplio criterio. Es necesario, para ello, observar, percibir y asimilar, la fenomenal evolución de las ciencias y las tecnologías, que han puesto en nuestras manos herramientas y materiales que nos permiten cambiar cosas, como por ejemplo, poder haber dejado de lado la moda del papel blanco. No tiene sentido producir tanto papel blanco inmaculado para usarlo como base, cubriéndolo de impresiones, coloraciones, recubrimientos, fotografías, grabados, etc. Por otro lado los sistemas digitales, informáticos, láser y de almacenamiento y transmisión de datos permiten ahorrar y trabajar sobre cualquier tonalidad, resultando aún más cálida y delicada con la más absoluta calidad, claridad y belleza. Así, lo que resultaría imprescindible producir blanco, se podría realizar en fábricas de tamaño moderado, aisladas y protegidas para disminuir los perjuicios. La oposición a la instalación de Botnia, no es porque sea una empresa integrante de un poderoso sector económico mundial. Que más que desear, que haya muchos grandes y pequeños capitales, al servicio del trabajo, de la producción de bienes, de la generación de riqueza y su consecuente distribución en los pueblos, para elevar la condición humana. Mi oposición es porque estoy convencido que la contaminación se producirá y será desastrosa a cambio de solamente graves perjuicios. Botnia sabe que contaminará y no puede demostrar lo contrario. Tampoco puede presentar estudios de impacto ambiental completos porque no los puede hacer. El rigor de las ciencias exige “la comprobación de los resultados por medio de la experimentación” y no existen simuladores, ni modelos matemáticos, informáticos, ni a escala, que puedan representar el efecto de los terribles venenos que expulsará a un contexto natural maravilloso y muy complejo, sometido a todas las variables de los fenómenos climáticos. En octubre de 1976 me capacitaba en una fábrica en Gorgonzola, cerca de Milán, Italia. Visitando industrias recorrimos la ruta a “Como”, ciudad ubicada en el límite con Suiza. Pasamos por Seveso, tres meses después que la explosión de un pequeño reactor químico, en una fábrica, produjo dioxina y la expulsó, en un instante, al ambiente. Pasar por allí, fue como transitar por el patio de un infierno, y hoy, treinta años después, aún se manifiestan las consecuencias de la llamada “Hiroshima Italiana”. Aprendí que la dioxina es uno de los tóxicos más letales que se conocen y permanentemente estable en el tiempo, en los medios líquidos, sólidos y gaseosos. En sus procesos, Botnia producirá dioxina y otros muchos contaminantes peligrosos, en cantidades pequeñas, pero en forma permanente todo el tiempo que funcione. Todas las horas, de todos los días y las noches, durante todos los años, y los expulsará al ambiente por todos los efluentes de líquidos, gases y sólidos. Por lo cual, el problema no es la cantidad instantánea, sino el efecto de su acumulación y estabilidad en el tiempo. Botnia necesita y tomará, inmensas cantidades de agua dulce de excelente calidad, y la devolverá con la temperatura muy aumentada, primer impacto perjudicial para la armonía de la naturaleza. Además saldrá saturada de residuos, un cóctel de sustancias de altísima toxicidad, que comenzarán por producir un fuerte y desagradable olor que será trasladado a distancia por el agua y el aire. El Uruguay no es un río torrentoso, que arrastre y haga desaparecer todo lo que recibe, es un río de llanura, muy ancho, manso, con grandes playas. Desemboca en el Plata, que se comporta como una ría influenciado por las mareas y que repercuten en el Uruguay. Por esto varía la velocidad de descarga de las aguas y se llega hasta la detención y retroceso de las mismas. A esta situación se suma la acción de las sudestadas, viento muy frecuente, comunmente acompañado de lluvias y temporales. Esto origina crecientes más o menos importantes. Estas crecientes, con los venenos de Botnia, cubrirán las playas, ingresarán al continente por los ríos y arroyos, inundando campos, pueblos y desbordando lagunas y esteros. Luego cuando se produce el descenso lento de las aguas contaminadas, una parte penetró en las capas subterráneas contaminado corrientes de aguas y vertientes. Otra importante cantidad queda retenida en todo lo que fue cubierto por la misma. El sol evaporará esas aguas, pero quedarán retenidos los residuos tóxicos, en cantidades mínimas, pero infinitamente estables y letales. Con la repetición de este fenómeno natural, se irá produciendo la acumulación y concentración tóxica sobre toda la zona comprendida. ¿Cuántas repeticiones de este fenómeno o cuánto tiempo hace falta para llegar a valores inaceptables para la calidad de vida vegetal, animal y humana? Además, el flujo de los fluidos no siempre puede ser estudiado exactamente por el análisis matemático, pero se sabe empíricamente que debajo de una capa límite es laminar, y las láminas en contacto con el fondo pierden su velocidad, lo que permitirá que se depositen las partículas contaminantes en dicho fondo. ¿Qué ocurre con estos depósitos de tóxicos y dónde estarán los focos de concentración?. ¿En cuánto tiempo el fondo del río estará gravemente contaminado y sus efectos serán graves e irreversibles?Ahora veamos los humos, que además de la molestia visual y psicológica, de ver ese formidable cañón vertical, disparando gases mortíferos a la atmósfera, provocarán una mayor acumulación de sustancias tóxicas en la superficie de nuestro planeta.Humo es una mezcla de gases, vapor de agua y partículas más o menos tenues, que desprenden los cuerpos en combustión. Aquí agravado, porque esos humos, arrastrarán también sustancias letales que no se producen en una combustión común, pero sí, en los digestores de esta industria según el proyecto ejecutado. Según los cálculos de “Tiro”, balance de presiones que hace que los humos salgan por la chimenea, las dimensiones de la que se ha construido, demuestran que por ella saldrán miles de toneladas de humo, por lo tanto, toneladas de tenues partículas de contaminantes serán transportadas por los vientos o quedarán retenidas en las nubes. Las frecuentes lluvias, por disolución, absorción o simple acción mecánica, las bajarán a la superficie de la tierra. Esta agua mojará todo, correrá y quedará retenida, hasta que el sol la evapore. Así producirá una nueva acumulación de venenos, que vendrá desde el cielo, en la superficie del planeta. ¿En cuánto tiempo estas “lluvias ácidas plus” afectarán irreversiblemente la zona?Además toda esta contaminación, escapará de la región a distancias insospechadas, trasmitidas por los alimentos y subproductos producidos en ella. La posibilidad de que Argentina y Uruguay puedan controlar esta fábrica parece una falacia total. Ya ocurrió una muestra de debilidad. Fue la grave defección de los presidentes de las dos naciones, al suspender una reunión prevista para tratar un posible entendimiento, por una insolente bravuconada de Botnia, que no quiso detener ocasionalmente su construcción para que la misma fuera posible. Esto hace, por un lado, que hayan perdido poder, jerarquía y credibilidad, para garantizar una eficiente autoridad de control. Por otro lado, todo lo que Botnia avanzó desde entonces, es de su absoluta responsabilidad. Por lo tanto, esto da derecho a que el pueblo, en cualquier momento, pueda exigir que esa fábrica no funcione. Ninguno de los dos países tiene órganos de control jerarquizados ni capacitados para controlar a Botnia, porque no tienen como establecer el marco regulatorio. Para hacerlo se debiera estar a la altura, en capacidad y experiencia, superior o igual, a los técnicos de la propia empresa, que además deben tener sus reservas y secretos industriales. En un país responsable, la regulación es una ciencia en si misma, que estudia, investiga y experimenta permanentemente de acuerdo a la evolución de las cosas, para que el control eficaz y eficiente contribuya a la excelencia. Se menciona como esperanzador, que participen las universidades, pero en este caso y situación eso tampoco dará resultado. Si bien las Universidades Argentinas, a las que conozco, son la única institución de la nación, que mantienen con su propio esfuerzo, un importante prestigio. Con vocación y abnegada dedicación hay profesores, investigadores y estudiantes, que todavía logran mantener incólume la vigencia y actualización del conocimiento científico universal. Sobreviven con dignidad, aun cuando pierden tiempo y esfuerzo en su lucha contra el déficit de los presupuestos y los embates de los que creen que todo debe ideologizarse. Por eso poseen la base del conocimiento científico, necesario y suficiente, para saber bien de que se trata, pero carecen de la información y participación indispensables para poder actuar con eficacia.Botnia ha menospreciado nuestra capacidad y dignidad para defendernos. Por eso su accionar manifiesta también una forma de avasallamiento. En Entre Ríos, al principio de las cosas, sea por necesidad o ignorancia, se fueron matando a los chanchos chicos y a los chanchos grandes hasta casi su desaparición. Después la conquista y colonización vino por los chaná-timbú y charrúas, integrados por mocoretáes, calentes, tabúes, beguaes, yaros, guonoas, bohanes, minuanes, y los guaraníes que poseían el idioma común a todas las tribus; hasta que fueron exterminados en grandes matanzas. Ahora, vienen por nosotros, con la molestia, la enfermedad, la muerte y la ruina económica. Ese será el resultado de un retrogrado proyecto industrial. Si Botnia y el gobierno de Uruguay quieren seguir adelante, será allá, en la costa abierta del Océano Atlántico y que el pueblo uruguayo y el mundo los perdone. Solo deben construir un acueducto para llevar el agua dulce del Río de la Plata y un ferrocarril especial o barcos para transportar el producto de la forestación.Hay otra y única salida, pero es tremendamente complicada y no tiene precio. Hemos visto que son el sol, el aire y el agua, los medios por los que se transmiten y fijan los contaminantes. Entonces, al no haber tecnología para manejar el clima, deben resolver el siguiente dilema: “O apagan el sol y eliminan el aire y el agua del planeta, o Botnia no debe funcionar jamás en ese lugar”. Cuidemos el planeta, es el único que tenemos y nos es prestado para un breve paso. La chimenea debe convertirse en un mirador, para apreciar la creación de Dios, en vez de destruirla.
Ingeniero Roberto Pía.

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