viernes, 11 de mayo de 2007


El caño emisor de Botnia está a 2.700 metros de la planta de agua de Fray Bentos, violando la medida permitida por la Caru.

La planta de agua potable de Fray Bentos está ubicada a sólo 2.700 metros del caño emisor de la planta que está construyendo la empresa Botnia en la localidad uruguaya,.
a pesar de que la Comisión Administradora del Río Uruguay (Caru) establece que el emplazamiento debería estar a una medida de 3.100 metros. “Esa zona es de sedimentación, por lo cual todos los compuestos que arroje la planta quedarán allí”, confirmó el bioquímico Carlos Goldaracena, quien precisó que esto está comprobado por Hidrología Naval de la Argentina. Y advirtió que “la preocupación máxima son los órganos clorados y los compuestos orgánicos persistentes, porque pueden producir problemas inmunitarios y hasta ser cancerígenos”. Por su parte, la ambientalista de Fray Bentos Julia Cóccaro acordó con las advertencias, y cuestionó que el gobierno uruguayo otorgue beneficios a las empresas extranjeras para que puedan instalarse en su país.La planta de agua potable de Fray Bentos está ubicada a 2.700 metros del caño emisor de la pastera que construye la empresa finesa en Uruguay, lo que implica una medida por debajo de lo que establece la Caru, revelaron en el programa televisivo Políticamente Incorrecto que se emite por el Canal 2 de Gualeguaychú. Dicha Comisión establece, entre otras cosas, zonas para el uso del agua del río: la toma de agua, la recreación, el riego y partes combinadas. Pero paralelamente, otro de los problemas es la actividad portuaria debido a la acción de Botnia, así como los efluentes que se volcarán aguas arriba de la toma de agua y el aumento de la eutrofización en el río por ese volcado. Esto es una amenaza potencial en proximidades de la toma de agua en Fray Bentos, aumentada por la presencia de cianofitas que liberan toxinas. El bioquímico Carlos Goldaracena explicó, en referencia a la eutrofización, que “no hay ninguna duda de que el río Uruguay está en un estado límite”. Y precisó: “Se habla de un sistema acuático frágil, en el cual los niveles de fósforo actuales están superando ampliamente los valores estándares establecidos, esto reconocido por la Caru y la DINAMA”. También dijo que “la cantidad de fósforo y de nitrógeno que se van a tirar al río son valores muy preocupantes, porque por día se arrojarán 600 kilogramos de compuesto nitrogenado y 60 de compuesto fosforado. Más allá de los 400 kilogramos por día de compuestos orgánicos halogenados absorbibles, que es lo que consideramos que será el peligro máximo para el río”. Al respecto, acotó que esto se concretará “en una zona donde el río tiene bajos caudales en veranos, cercanos a los 500 metros cúbicos por segundo, y son muy comunes los reflujos”. Goldaracena expresó luego que “hay dos temas prioritarios: la contaminación del río, que va a ser continua, progresiva e irreversible. Hay un estudio de la Universidad de la República que indica que la alteración de la biota es una realidad cualquiera sea la tecnología que se use, lo que ocurrirá a dos, tres o cuatro años y por esto nos tendremos que olvidar del río que usamos para el turismo y las actividades recreativas. Y el otro problema son las emisiones atmosféricas, dentro de las cuales las empresas hablan de productos indetectables, y la misma DINAMA está autorizando a la empresa a que emitan cierta cantidad por año”. Por último, insistió que “la preocupación máxima son los órganos clorados y los compuestos orgánicos persistentes, porque pueden producir problemas inmunitarios y hasta ser cancerígenos. Y hay dos fenómenos que acarrean: la bioacumulación y la biomagnificación. Entonces, no se puede descartar la producción de estos compuestos”. A la luz de estas potenciales consecuencias, la ambientalista de Fray Bentos Julia Cóccaro se animó a arriesgar que “de los 22.000 habitantes de Fray Bentos, unos 100 hemos tomado conciencia de la realidad. Pero hay un trabajo muy fino de las esferas gubernamentales, por lo cual la gente tiene miedo a expresarse y esto es lamentable”. En ese orden, ejemplificó que “los maestros fueron a Montevideo por recomposiciones salariales y cuando una maestra fue consultada si se hablaba de Botnia en las escuelas, contestó que si la empresa entraba también deberían hacerlo los ambientalistas, y se generó un gran enredo, atribuyéndole que había dicho que si entraba la firma, entrarían los piqueteros de Gualeguaychú”. Finalmente, admitió: “He llorado mucho, porque me siento impotente frente a este poder económico apoyado por el poder político. Y lo vengo haciendo desde el ’94, cuando nacimos a la vida ambiental para luchar contra la instalación de una pastera. Y la gente dice que es preferible morir contaminada, que morir de hambre”. Pero, concluyó: “Estas son políticas aceptadas y en su afán de sostener sus ganancias, procuraron generar su materia prima en nuestros países, lo que es una política muy perjudicial para Uruguay. Y se les da todo: el Banco República les otorga créditos blandos y no pagan impuestos aduaneros, cuando ninguno de los productores tienen estos beneficios”.

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