lunes, 24 de septiembre de 2007

REBELION EN LOS VALLES CALCHAQUIES


Mas de cuarenta prospecciones metali­feras convierten a Salta en una de las principales provincias amenazadas por la invasión minera. Superan el centenar los cateos con existencias diseminadas de oro, plata, cobre, plomo, bismuto, hierro, manganeso, molibdeno, tierras raras (en Rangel, norte de Salta), zinc, bario, litio, uranio y torio. Es vergonzosa la invitación al saqueo por parte de los gobiernos, y el de Salta es de los peores. Arrasar es el verbo que practica la minerí­a transnacional con autorización del estado y sin la licencia social. Las poblaciones de los Valles Calchaqui­es (salteñas, tucumanas y catamarqueñas) se hallan en virtual pie de guerra. Se suceden las concentraciones y marchas. En la capital salteña devolvieron medidores de agua al grito de ¡ponganselos a las empresas mineras!

Durante diez dí­as recorrimos cumbres y valles calchaquí­es invitados por los auto convocados de Cafayate, San Carlos, Angastaco, Cachi, Seclantés, entre otras localidades.
Debatimos en Santa Marí­a sobre la mina Bajo la Alumbrera; inspeccionamos en detalle la mina de uranio Don Otto, abandonada por la CNEA hace 25 años, a punto de reabrirse; cientos de vecinos desfilaron con carteles, al ritmo de tambores y estribillos contra la mina, recorriendo los barrios periféricos durante dos horas, después de nuestras disertaciones en cine céntrico, en companí­a del ingeniero de minas Hugo Gonzalez y la proyección de la pelí­cula Espejitos de Colores de Miguel Mato que cuenta la perversidad extractiva de la mega minerí­a metalí­fera. Así, iniciamos nuestro periplo por los principales pueblos calchaquí­es.

Cuentan los auto convocados que por primera vez la gente salió decidida a aplaudir desde las veredas mientras otros se encolumnaron al paso de la marchao y, como en un vía crucis parábamos en esquinas puntuales y nos dirigí­amos a la población con datos y referencias acerca del flagelo minero que acosa especialmente a la Cordillera de los Andes.

Llevamos nuestro mensaje a la escuela de Las Conchas y en el salón parroquial de Barrial, ante el Movimiento Nacional Campesino Indí­gena, con la presencia de profesionales europeos que responden a la asociación de Ingenieros sin frontera. Lí­deres indí­genas de la zona de Los Cobres, denunciaron que no pueden sacar el pimentón porque hay ácidos (lluvia ácida) que dañan las cosechas. Se formaron tres talleres para discutir el contenido de la pelí­cula y sobre nuestra charla: ¿que conocemos, que desconocemos y que no queremos de esta minerí­a? También sobre los cambios negativos que se produjeron en la agricultura durante los últimos cinco años, la sequí­a de arroyos y rí­os, el polvo en suspensión por los desmontes para la soja, por las voladuras de la actividad minera y el caso patético de Bajo La Alumbrera, contaminación y uso ilimitado de agua. Las montañas se hallan cubiertas con un manto semejante a una neblina persistente: esto es nuevo cuentan campesinos calchaquí­es- nos dicen que es el cambio climático pero el gobierno no impide los incendios intencionales para la siembra sojera, ni la tala salvaje. Mencionan alarmados que miles de hectáreas cayeron con la sierra y la topadora con la complicidad de los funcionarios.

Salimos de Las Conchas hacia el Nevado de Cachi, cruzamos por Corralito (abundantes plantaciones de pimentón), y dejamos Animaná hacia San Carlos y, aunque a veces habí­a media docena de lugareños, igual dimos nuestro discurso, mateamos, anotamos opiniones, intercambiamos formas organizativas contra el invasor minero y para cerrar filas ante la reapertura de la mina de uranio.

Fue muy útil distribuir en los valles salteños las cuarenta razones por las que nos opusimos al repositorio nuclear de Gastre, en Chubut. Son afiches de nuestra extenuante campaña antinuclear y ahora muy útiles porque cuenta que minas como la de Don Otto fueron clausuradas en otros paí­ses, que el gas radón es radiactivo y con un viento de dieciséis kilómetros por hora recorre más de mil antes de que decaiga a la mitad su cantidad original y que transporta partí­culas cancerí­genas. El anuncio también dice que en 1980 los médicos del hospital de Shiprock en Estados Unidos confirmaron que sesenta de las setenta personas con diagnóstico de cáncer de pulmón eran mineros del uranio. Que dentro de la comunidad de indios navajos no existí­a el cáncer, pero todos los que fueron mineros del uranio lo contrajeron, cosa que escandalizó a la comunidad cientí­fica norteamericana. Se destaca en el afiche que el Centro Nacional de Estadí­sticas de la Salud de Estados Unidos concluyó que el número de defectos en bebés que habitan en zonas próximas a minas de uranio que fueron explotadas en Utah, Nueva Méjico, Colorado y Arizona es de 10 a 150% más que el promedio nacional en el resto del paí­s. Los carteles, a modo de bando, quedaron pegados en las paredes de hospitales y colegios de los valles. La escuela primaria de San Carlos, Arturo León Dávalos, nos recibió a pleno. Difundimos una pelí­cula chilena que testimonia el daño minero a la agricultura de Andacollo por las voladuras y los ácidos con que lixivian los metales. La participación de los alumnos fue una sorpresa. Es que Facundo Ezequiel Burgos (11 años) se presentó en la asamblea, se paró ante mi, con sus ojos desorbitados y tez chocolateada: me permite señor“ dijo- y en contados segundos concluyó un discurso claro, de alumno universitario, para sorpresa de los 145 adultos presentes: Querido pueblo sancarleño, yo Facundo, de 11 años, me doy cuenta que está mal que exploten las minas y destruyan las montañas, y también estoy triste porque van a abrir la mina Don Otto y otras más, y el senador y el diputado están a favor de las minas. Yo siendo sancarleño no voy a permitir que abran las minas porque si abren contaminan el ambiente natural y también los frutos, las plantas y los animales morirán y se contaminarán los rí­os y las aguas que tomamos. Para no permitir esto hay que luchar para que no exploten las minas, como en Cafayate que se juntaron más de doscientas personas haciendo marcha y le decí­an Si a la Vida No a la Minerí­a. Ustedes pensaron que solamente soy un niño que no se nada, pero si sé porque me enteré y para finalizar quiero decirles que no hay que permitir que la empresa extranjera venga y se lleve todo. Los aplausos arrancaron después del silencio creado por las palabras de Facundo. Ese dí­a, en San Carlos, quedó constituida una asamblea numerosa de vecinos auto convocados.
En el salón parroquial de Barrial, entre denuncias de agua potable y pozos contaminados, comprendimos que las perforaciones a ochenta metros son semejantes a las galerí­as uraní­feras de la CNEA. Precisamente a esa profundidad se hallan inundados los socavones de la mina de uranio Don Otto. Los mineros excavaron en pos del uranio y al llegar a esa profundad aparece el agua que debió bombear para seguir sacando uranio hasta los 120 y 190 metros. Hoy están inundadas las galerí­as que abandonaron hace 25 años de manera negligente.
En Seclantás nos recibió el intendente y una comisión de vecinos, firmes activistas contra la minerí­a de uranio. Este rincón del noroeste argentino padece más que ningún otro, la proximidad de los yacimientos uraní­feros de Don Otto. Reiniciar la explotación será fatal, e incierto el futuro turí­stico y la producción orgánica de la región. En Angastaco, a 2.200 metros de altura, comprobamos que el tema minero no solo está instalado sino que goza de fuerte oposición. El no a Don Otto es un hecho, los pobladores se acercaban a preguntarnos sobre este y otros temas de contaminación. Veinticinco profesionales y empleados de la salud del hospital de Angastaco, acordaron reunirse con los auto convocados y articular campañas de información porque, para estos médicos, los casos de hipertensión y artritis han aumentado significativamente y es hora de que se investiguen los motivos; hace tres años, no era así y, además, nosotros somos los que estamos más cerca de Don Otto, sentenciaron.
La asamblea de Cachi fue muy concurrida, constituida por más de ciento cincuenta vecinos que en su mayorí­a se acercaron por primera vez. Uno de los momentos más gratos fue la disertación e intercambio que sostuvimos con la Comunidad Indí­gena Quilmes, (Tucumán, lí­mite con Salta) con quienes nos comprometimos a continuar ligados y a confluir en un movimiento social integrado por todas las poblaciones de los valles calchaquí­es.
Santa Marí­a (Catamarca) fue el cierre de nuestra visita a la región calchaquí­. En la plaza, la noche frí­a, no impidió que casi doscientas personas siguieran con atención nuestros discursos. Bajo La Alumbrera fue el centro pero sin omitir referencias a las invasiones mineras que azotan a lo largo de los Andes latinoamericanos. Me preocupé en socializar con los compañeros catamarqueños algunos informes de trascendencia, en su mayorí­a desconocidos o no tenidos en cuenta: el caso de Carlos Rudolph que diseñó Bajo La Alumbrera, la solicitud de tecnologí­a de la empresa minera incapaz de resolver los problemas del mineroducto, la energí­a que El Chocón-Hidronor S.A. le suministra a La Alumbrera, el discurso pendular de ingenieros y funcionarios acerca de la inocuidad del cianuro y de la minerí­a en mano de PYMES, el discurso del Estado y de la gente de Segemar. Estos puntos los desarrollaremos en otra nota porque en Santa Marí­a la lucha contra La Alumbrera y Agua Rica habí­a sufrido un retroceso, por eso insistimos en la unidad y en la construcción de un gran movimiento social en la región calchaquí­, dejando de lado banderí­as partidistas.

Javier Rodríguez Pardo, Cafayate, Salta, 17 de septiembre de 2007. Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH)- Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE), Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) Tel Celular: 011 1567485340 machsepa21@yahoo.com.ar

www.renace.net
RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA.www.renace.nethttp://enaccion.zoomblog.com/

No hay comentarios: