jueves, 28 de febrero de 2008

Ira en Gualeguaychú por el festival de Botnia




Asambleístas dijeron a LANACION.com que viven la fiesta del sábado como una “dádiva” de la empresa. Concentrados en la organización de las protestas sorpresa que preparan para el próximo sábado, los vecinos de Gualeguaychú no pueden, ni quieren, ocultar su ira frente al festival que Botnia prepara para celebrar su puesta en funcionamiento en noviembre pasado. Acusan a la compañía finlandesa de insultar el reclamo contra Botnia del lado argentino del río Uruguay, de provocar a los asambleístas y de canjear dádivas por los puestos de trabajo prometidos a los habitantes de Fray Bentos, según dijeron a LANACION.com. Burla. "Para Gualeguaychú esto es una burla. Con todo el desparpajo del que son capaces, las autoridades de Botnia van a estar varios días en Uruguay repartiendo dádivas a Fray Bentos para compensar sus mentiras", disparó Martín Alazard, uno de los asambleístas que suele participar en Buenos Aires de las reuniones que los vecinos mantienen con el gobierno. Según Alazard, la fiesta que la compañía está organizando, -de la que participarán varios músicos populares uruguayos, entre ellos Jaime Roos-, fue pensada como "consuelo" para los habitantes de la ciudad donde funciona Botnia. "Habían prometido 3000 puestos de trabajo y finalmente sólo dieron 100. De esa gran promesa quedó más bien poco. Anunciaron un impacto enorme en la ocupación de la zona y el resultado es que el desempleo creció en todo Uruguay, sobre todo en el departamento de Río Negro [donde se encuentra Fray Bentos]. Venir a festejar y querer incorporar al pueblo es una burla. El festival no hace más que poner de manifiesto una gran mentira", completó Alazard. Violación. Pese al enojo que le genera el festival, Alazard vislumbra en la celebración, y en la llegada de los máximos directivos de Botnia a Uruguay una "oportunidad" para reforzar el reclamo contra la papelera. "Vamos a recordarles que no vamos a permitir que se siga violando nuestra soberanía y que no tienen licencia social para funcionar", aseguró. Indignado, José Pouler prefiere concentrar la energía en la organización de las acciones sorpresivas para rechazar las celebraciones de Botnia. "Ya se dio el voto de confianza para que se decida qué hacer el sábado sin tener que consultar a la asamblea", ratificó el vecino. Del otro lado. En este contexto precisó que "es casi seguro" que la movida incluirá cruzar la frontera. "Todavía no sabemos si la protesta va a ser por aire, tierra o agua, si vamos a ir al lugar del festival o si vamos a protestar frente a Botnia", contó. "Lo que es seguro es que no vamos a generar ningún tipo de acción violenta ni dejarnos provocar", afirmó. Pouler describió el festival del sábado como una "inauguración encubierta" de la pastera y, al igual que Alazard, cuestionó los métodos de la empresa finesa. "Me molesta mucho que quieran esconder una inauguración detrás de un acto supuestamente solidario. En lugar de armar mega festivales deberían crear puestos de trabajo genuino", se despachó. Es que la entrada al festival, al que están invitados los vecinos de la zona es un alimento no perecedero que luego la firma entregará con fines benéficos a instituciones de Río Negro. Limosna. También para Jorge Fritzler la fiesta de Botnia esconde una "inauguración solapada". "Hacer un festejo semejante como si nada pasara es darle limosna a la gente después de haberle prometido trabajo que nunca dio", se enojó el asambleísta. Consideró además que la celebración es una nueva muestra del comportamiento de Botnia, fuertemente cuestionado por los habitantes de Gualeguaychú. "Si [la empresa] tiene que mentir respecto de una inauguración no juega es porque tiene cosas que esconder. Ni siquiera tienen la cara para decir que van a inaugurar la planta. Y, para colmo, están tratando que semejante provocación no sea tomada como tal", embistió. Una más. La evaluación de Alfredo de Angelis fue lapidaria. "[El festival] es una agresión y una burla más, no sólo a Gualeguaychú sino también a Fray Bentos. Quieren comprar a un pueblo con una fiestita que es una gran mentira. Por suerte, la mentira tiene patas cortas", se despachó indignado el asambleísta.

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