A la opinión pública.
Hoy estamos frente a un nuevo escenario, un escenario internacional, que trasciende los límites de lo local, y que coloca al poder económico, en una posición traumática. Frente a esta situación, las multinacionales, y los gobiernos, íntimamente emparentados con él, buscan soluciones a las crisis haciendo uso de los más impensados medios.
Las armas que estaban en desuso son válidas ahora, para defender el motor que supuestamente mueve el mundo…
Pero esta comunidad, en la figura de la Asamblea Ciudadana Ambiental, hace muchos años decidió torcer este designio antojadizo del destino, y emprendió la batalla con la osadía de David.
Cuando en los comienzos la tarea pasaba por la concientización, ya vislumbrábamos las señales y las complicaciones que sufriría nuestra causa. Y en este sentido, no es ajeno a nadie, que solo una causa y una lucha que se emprenden con tal legitimidad desde unos pocos, puede encontrar un eco y una adhesión de la totalidad de una comunidad que hasta entonces era indiferente.
No fue un camino sencillo, y solo fue posible llegar hasta hoy con la participación creciente de la gente, el alimento de las oraciones, la fortaleza contagiada por otros luchadores sociales. La persistencia del reclamo no hubiera sido posible sin tomar riesgos ni asumir responsabilidades. No hubiera sido posible crecer ni mantenerse sin el debate continuo, sin el choque de opiniones encontradas, sin la diversidad de mentes y expresiones. En una asamblea horizontal todo esto vale y todo es posible gracias a esta olvidada práctica de democracia directa, que imprimió un sentido diferente al significado del poder ciudadano.
En este funcionar ilógico para muchos y ciertamente muy peligroso para los gobernantes, no hubo mandatos externos que fueran acatados, por la sencilla razón que no hay cabezas ni generales, y el pueblo no obedece ciegamente sino que tiene la puerta abierta para el debate, y así puede sentirse parte. Con la lentitud de este sistema, la grandeza y las pobrezas personales fueron una y mil veces puestas a prueba, y después de cinco años de lucha, el reclamo sigue tan vigente como antes, solamente porque el pueblo no resigna ni un céntimo su postura, inclaudicable de defensa de la vida.
Sin embargo, hoy pareciera que el eje del reclamo se reduce a una simple pero efectiva estrategia (si no lo fuera, no estaría siendo tan alevosamente atacada) no importa Botnia ni los efectos nocivos que ya sufrimos en la región, en especial los gualeguaychuenses. No importa, y pocos (casi ninguno) habla de los responsables, de los que por inacción dejaron que llegáramos a este punto, de los que por inoperancia y falta de voluntad están dispuestos a entregar parte de su territorio a favor de los grandes intereses, que justamente hoy, están en crisis.
Esta es una cuestión muy seria y curiosamente poco nombrada. Si hacemos un leve pantallazo de la generalidad de los medios: quién habla de las medidas tan efectivas que nadie implementa, de los reclamos que se mantienen, paralelamente a la estrategia central de lucha? Cuántas veces escuchamos de la búsqueda de llegada efectiva a los estratos europeos, de la Ley de la Madera, del Código Aduanero, de la implementación “efectiva y real” del plan de contingencia, de la respuesta temprana a posibles catástrofes ecológicas, del seguimiento efectivo en salud de la población que ya está a merced de la mega fábrica.
Es curioso, pero esperable, cómo los grandes mecanismos de la comunicación se ponen en marcha con una rapidez que no demuestran en dar a conocer la totalidad del reclamo, ni las verdaderas consecuencias de Botnia en la población, ni desenmascarar a los responsables, y exigir el cumplimiento de las garantías constitucionales. Y hasta lamentable el modo que se pretende atacar el justo reclamo aduciendo debilidad, diferencias y divisiones que los mismos formadores a la vez promueven y declaman.
Estas multinacionales ciertamente atraviesan una crisis para muchos impensada. Y quizás, un objetivo sea que la gente no vislumbre pensar qué papel cumple la tan vapuleada Asamblea Ciudadana en la crisis actual de Botnia, Cuánto de importante la estrategia ha sido para impedir que la gran e imparable multinacional se vea impedida de producir al cien por ciento de su capacidad, cuán de importante a la hora de que los grandes clientes evalúan la seguridad de una inversión, cuánta seguridad puede tener una empresa y como estará siendo vista su imagen a nivel internacional si desde un país vecino el reclamo se agudiza, gracias a la irrenunciable e insistente presencia de un pueblo, que aprendió a defender lo suyo ante la ausencia de voluntad gubernamental. Botnia ES el eje, siempre fue el eje de nuestra lucha, la que no hubiéramos podido mantener sin una increíble fortaleza espiritual, sin el análisis continuo y profundo de las consecuencias, fortalezas y debilidades. La que no hubiéramos debido iniciar si el gobierno hubiera ejercido sus deberes como corresponde, y desde todos los estamentos y medios de comunicación, se hubiera puesto el mismo énfasis que ponen en atacar la herramienta, pero apuntando a la megaplanta de la orilla vecina. Otro hubiera sido seguramente el escenario actual… quizás las orillas de nuestro río se verían tan limpias como antes, y nuestra vida y recursos naturales no estarían peligrando.
En este nuevo escenario internacional, aún vemos la planta erigida como el gigante que hace mucho juramos vencer. Aparentemente tambalea, pero ciertamente no habrá seguridad para nuestro futuro hasta que la veamos retirarse de nuestra cuenca.
Esta es la bandera de nuestra causa. Este es el eje por el que reafirmamos nuestra estrategia. Nada ha cambiado para nosotros en este escenario mientras Botnia siga en la otra orilla.
¡FUERA BOTNIA A SU PATRIA!
Las armas que estaban en desuso son válidas ahora, para defender el motor que supuestamente mueve el mundo…
Pero esta comunidad, en la figura de la Asamblea Ciudadana Ambiental, hace muchos años decidió torcer este designio antojadizo del destino, y emprendió la batalla con la osadía de David.
Cuando en los comienzos la tarea pasaba por la concientización, ya vislumbrábamos las señales y las complicaciones que sufriría nuestra causa. Y en este sentido, no es ajeno a nadie, que solo una causa y una lucha que se emprenden con tal legitimidad desde unos pocos, puede encontrar un eco y una adhesión de la totalidad de una comunidad que hasta entonces era indiferente.
No fue un camino sencillo, y solo fue posible llegar hasta hoy con la participación creciente de la gente, el alimento de las oraciones, la fortaleza contagiada por otros luchadores sociales. La persistencia del reclamo no hubiera sido posible sin tomar riesgos ni asumir responsabilidades. No hubiera sido posible crecer ni mantenerse sin el debate continuo, sin el choque de opiniones encontradas, sin la diversidad de mentes y expresiones. En una asamblea horizontal todo esto vale y todo es posible gracias a esta olvidada práctica de democracia directa, que imprimió un sentido diferente al significado del poder ciudadano.
En este funcionar ilógico para muchos y ciertamente muy peligroso para los gobernantes, no hubo mandatos externos que fueran acatados, por la sencilla razón que no hay cabezas ni generales, y el pueblo no obedece ciegamente sino que tiene la puerta abierta para el debate, y así puede sentirse parte. Con la lentitud de este sistema, la grandeza y las pobrezas personales fueron una y mil veces puestas a prueba, y después de cinco años de lucha, el reclamo sigue tan vigente como antes, solamente porque el pueblo no resigna ni un céntimo su postura, inclaudicable de defensa de la vida.
Sin embargo, hoy pareciera que el eje del reclamo se reduce a una simple pero efectiva estrategia (si no lo fuera, no estaría siendo tan alevosamente atacada) no importa Botnia ni los efectos nocivos que ya sufrimos en la región, en especial los gualeguaychuenses. No importa, y pocos (casi ninguno) habla de los responsables, de los que por inacción dejaron que llegáramos a este punto, de los que por inoperancia y falta de voluntad están dispuestos a entregar parte de su territorio a favor de los grandes intereses, que justamente hoy, están en crisis.
Esta es una cuestión muy seria y curiosamente poco nombrada. Si hacemos un leve pantallazo de la generalidad de los medios: quién habla de las medidas tan efectivas que nadie implementa, de los reclamos que se mantienen, paralelamente a la estrategia central de lucha? Cuántas veces escuchamos de la búsqueda de llegada efectiva a los estratos europeos, de la Ley de la Madera, del Código Aduanero, de la implementación “efectiva y real” del plan de contingencia, de la respuesta temprana a posibles catástrofes ecológicas, del seguimiento efectivo en salud de la población que ya está a merced de la mega fábrica.
Es curioso, pero esperable, cómo los grandes mecanismos de la comunicación se ponen en marcha con una rapidez que no demuestran en dar a conocer la totalidad del reclamo, ni las verdaderas consecuencias de Botnia en la población, ni desenmascarar a los responsables, y exigir el cumplimiento de las garantías constitucionales. Y hasta lamentable el modo que se pretende atacar el justo reclamo aduciendo debilidad, diferencias y divisiones que los mismos formadores a la vez promueven y declaman.
Estas multinacionales ciertamente atraviesan una crisis para muchos impensada. Y quizás, un objetivo sea que la gente no vislumbre pensar qué papel cumple la tan vapuleada Asamblea Ciudadana en la crisis actual de Botnia, Cuánto de importante la estrategia ha sido para impedir que la gran e imparable multinacional se vea impedida de producir al cien por ciento de su capacidad, cuán de importante a la hora de que los grandes clientes evalúan la seguridad de una inversión, cuánta seguridad puede tener una empresa y como estará siendo vista su imagen a nivel internacional si desde un país vecino el reclamo se agudiza, gracias a la irrenunciable e insistente presencia de un pueblo, que aprendió a defender lo suyo ante la ausencia de voluntad gubernamental. Botnia ES el eje, siempre fue el eje de nuestra lucha, la que no hubiéramos podido mantener sin una increíble fortaleza espiritual, sin el análisis continuo y profundo de las consecuencias, fortalezas y debilidades. La que no hubiéramos debido iniciar si el gobierno hubiera ejercido sus deberes como corresponde, y desde todos los estamentos y medios de comunicación, se hubiera puesto el mismo énfasis que ponen en atacar la herramienta, pero apuntando a la megaplanta de la orilla vecina. Otro hubiera sido seguramente el escenario actual… quizás las orillas de nuestro río se verían tan limpias como antes, y nuestra vida y recursos naturales no estarían peligrando.
En este nuevo escenario internacional, aún vemos la planta erigida como el gigante que hace mucho juramos vencer. Aparentemente tambalea, pero ciertamente no habrá seguridad para nuestro futuro hasta que la veamos retirarse de nuestra cuenca.
Esta es la bandera de nuestra causa. Este es el eje por el que reafirmamos nuestra estrategia. Nada ha cambiado para nosotros en este escenario mientras Botnia siga en la otra orilla.
¡FUERA BOTNIA A SU PATRIA!
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