martes, 3 de abril de 2007

Logran cultivar una válvula del corazón a partir de células madre.

En los próximos meses la probarán en animales; permitiría superar el rechazo. Un equipo de investigación logró desarrollar en Gran Bretaña tejido de válvulas cardíacas a partir de células madre extraídas de la médula ósea. De tener éxito en las pruebas con animales, podrían utilizarse en seres humanos dentro de tres a cinco años. El trabajo se publicará el próximo agosto en una edición especial de la revista Philosophical Transactions , de la Royal Society de Londres. Liderados por el profesor Magdi Yacoub, del Imperial College de Londres, los científicos consiguieron crear un tejido cardiovascular que funciona de la misma forma que las válvulas de los corazones humanos, informó ayer el diario británico The Guardian . El equipo está integrado por físicos, biólogos, ingenieros, especialistas en células madre y médicos clínicos que trabajaron durante diez años en el centro de investigación cardíaca del hospital londinense Harefield para ver cómo funciona cada pieza del corazón humano. Desarrollar tejidos sustitutivos a partir de células madre es una de las principales metas de la biología, porque evitaría el rechazo que se produce con los trasplantes. En el mundo hay muchos equipos trabajando en este tema, porque anualmente se hacen miles de operaciones para cambiar las válvulas cardíacas. Las principales causas de valvulopatías primarias (en los niños) son la insuficiencia y la estenosis; las secundarias son consecuencia de infarto, patología chagásica y fiebre reumática, entre otras. Según el doctor Roberto Favaloro, que conoce personalmente a Yacoub, "las primeras válvulas cardíacas de reemplazo fueron mecánicas, pero tenían el problema de que generaban trombos. Luego aparecieron las biológicas, que duraban entre cuatro y diez años. Más adelante comenzaron a utilizarse los homoinjertos humanos, que duran más. Otra alternativa que surgió fue la cirugía de Ross, que reemplaza la válvula aórtica por la válvula pulmonar del corazón propio y coloca un homoinjerto pulmonar en el lugar del que se extrajo la válvula. Es la única que puede crecer, y como es tejido propio no hay ataque inmunológico. Por otro lado, es muy útil para personas que no pueden estar anticoaguladas". Mediante un doble proceso físico y químico, el equipo de Yacoub logró, primero, hacer que las células madre extraídas de la médula se convirtieran en células de válvulas cardíacas. Luego los científicos colocaron las células en andamiajes de colágeno, lo que permitió a los expertos cultivar discos de tejido de válvula cardíaca de tres centímetros de ancho. Ese tejido se implantará primero en animales, probablemente ovejas y cerdos, a fines de año para comprobar su funcionamiento como parte del sistema circulatorio y, de tener éxito, podría implantarse en humanos dentro de tres a cinco años, según el director del proyecto. Desarrollar un fragmento de tejido de la dimensión adecuada a partir de las células madre del paciente requerirá alrededor de un mes, pero Yacoub sostiene que la mayoría de las personas no necesitará un tratamiento individualizado, ya que habría a disposición de los pacientes un banco de tejidos procedentes de distintas células madre que servirían para unos u otros. Según detalla EFE, curiosamente, la inspiración para este descubrimiento le vino al director del equipo no sólo de los trabajos de otros científicos, sino también de una escultura que representa un corazón de la que es autor el artista británico Antony Gormley y que éste donó al hospital Harefield. El profesor Yacoub señaló que su equipo ha dado un paso significativo hacia el objetivo de lograr desarrollar un corazón completo a partir de células madre que es un "proyecto ambicioso pero no imposible, y podría alcanzarse en unos diez años". El doctor Pablo Argibay, director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano, no está tan seguro: "El truco está en que, tratándose de válvulas, no es tan importante la funcionalidad -afirma-. Mientras se logre un tejido flexible o una estructura que flote, con una superficie anticoagulante, va a andar bien. Lo importante en este caso es que han logrado ensamblar tejido vivo en una estructura capaz de soportar la presión del torbellino sanguíneo. Sin embargo, todavía estamos a años luz de poder fabricar un órgano completo." Favaloro coincide: "Hace años que se trabaja en una válvula que no tenga rechazo. Creo que este trabajo es promisorio, pero hay que esperar".

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