jueves, 29 de marzo de 2007


La fitoremediación se presenta como una solución para los metales pesados.
Es una tecnología que propone la utilización de plantas para la recuperación de la estructura y función de ambientes contaminados. En el país, un grupo de trabajo interdisciplinario estudió aplicar esta técnica en la cuenca Matanza – Riachuelo donde se aprovechó de la vegetación acuática típica de la zona.
Investigadores de la Universidad de Buenos Aires y del Museo de Ciencias Naturales trabajan desde hace años en la Cuenca Matanza – Riachuelo utilizando la técnica de la fitoremediación, que a través de plantas palustres nativas como juncos, junquillos y helechitos de agua, entre otros, permite recuperar la estructura y función de los ecosistemas contaminados con metales pesados.“En los últimos años las sociedades han manifestado una preocupación cada vez mayor referida al progresivo e inexorable agotamiento de los recursos no renovables, y al notable incremento de los desechos vertidos al medio ambiente”, explicó Alicia Fabricio de Dorio, de la cátedra de química analítica de la facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.Dentro de estos desechos contaminantes, los metales pesados han alcanzado niveles tóxicos en aire, agua y suelo de numerosas partes del mundo, extendiendo su efecto nocivo hacia áreas remotas por la acción de los agentes naturales de transporte como los vientos, cursos fluviales y las corrientes marinas, entre otros.“Nuestra tarea es tanto la de evaluar la factibilidad de recuperar cuencas fluviales contaminadas con metales pesados, mediante la utilización de plantas palustres nativas, como la de proponer alternativas para sortear el “cuello de botella” que se le presenta a la mayoría de los grupos de trabajo, representado por la dificultad de decidir sobre la disposición final de los residuos vegetales enriquecidos en metales”, agregó.El grupo de trabajo y estudio está conformado por químicos, ingenieros agrónomos, bioquímicos, físicos, biólogos y economistas que se desempeñan en las facultades de Agronomía, Farmacia y Bioquímica y el Museo de Ciencias Naturales, y que cuentan con financiamiento de esa Universidad y de otras instituciones como la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.La recuperación de la estructura y función de los ecosistemas degradados es un objetivo sumamente complejo pero que genera múltiples beneficios, ya que no solamente se busca mejorar las condiciones del área degradada por la contaminación, sino que se evita que la misma actúe como una fuente secundaria y extienda sus efectos a otras áreas sensibles.“En el caso específico del Riachuelo, su recuperación parcial afectará positivamente los parámetros medidos en el Río de La Plata y beneficiará indirectamente el núcleo poblacional más importante del país, que mayoritariamente obtiene su agua de este último curso”, explicó la especialista.Tras una década de trabajo conjunto, los tres organismos advirtieron acerca del grado de deterioro que se ofrecía desde las cabeceras, producto de los efluentes de feedlots, la escorrentía desde los terrenos dedicados a la agricultura y los basurales a cielo abierto.Aguas abajo, las fuentes de contaminación van cambiando con un incremento gradual de los niveles de contaminación hasta llegar a su desembocadura en el Río de la Plata, donde los efluentes industriales y domésticos se suman a los provenientes del Polo Petroquímico y del puerto de Buenos Aires.La vegetación que se encuentra en los márgenes permitió al grupo de trabajo pensar en una remediación del cauce teniendo en cuenta la propiedad de esta vegetación de tolerar tan altos niveles de contaminación que impide la vida de otras especies.Además, visualizaron la posibilidad de que esta vegetación acumule contaminantes en sus tejidos y de esa manera evitar que lleguen en gran medida al río.Mediante ensayos realizados en laboratorio, se pudo comprobar la tolerancia de especies propias de la provincia de Buenos Aires como los juncos, junquillos, saetas acuáticas y helechitos de agua a la presencia de elevados niveles de metales pesados.Algunas de las plantas estudiadas pueden acumular esas sustancias en sus tejidos, evitando el ingreso a la columna de agua y su posterior acumulación en los sedimentos del fondo.Pese a que esta técnica no permitiría “limpiar” el Riachuelo, para lo cual se precisa de quitar los cascos hundidos, oxigenar el agua y otras políticas de saneamiento, es una solución para mantener una “costa viva”, permitiría retener los contaminantes antes que ingresen al cuerpo de agua, una opción que debería acoplarse a los proyectos oficiales.

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